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Internacional Por Raul Gutiérrez

“El Nobel fue el viento en popa que nos impulsó al puerto de la paz”: Juan Manuel Santos

El presidente de Colombia, Juan Manuel Santos, llamó ayer a todo su país a construir una paz “estable y duradera” al recibir el Nobel de la Paz en Oslo, un premio que dedicó en especial a las víctimas del conflicto armado.

En un discurso en castellano y plagado de citas variadas, desde Gabriel García Márquez a Bob Dylan, quiso acordarse de los “más de 8 millones de víctimas y desplazados” y “más de 220 mil mujeres, hombres y niños que, para nuestra vergüenza, han sido asesinados”.

Ovación a las víctimas. Santos pidió luego a las siete víctimas presentes en la ceremonia celebrada en el ayuntamiento de Oslo e invitadas por él mismo que se levantaran para recibir una de las mayores ovaciones del día.

De pie, y varios de ellos con las manos entrelazadas, Pastora Mira García, Leiner Palacios, Liliana Pechené, Fabiola Perdomo, Ingrid Betancourt, Clara Rojas y Héctor Abad Faciolince escucharon emocionados un reconocimiento que se prolongó más de medio minuto.

“La guerra que causó tanto sufrimiento y angustia a nuestra población, a lo largo y ancho de nuestro bello país, ha terminado”, dijo Santos y agregó que termina la última de las guerras en América.

Señaló que esto se debe a “esfuerzos decididos” para acabar con el conflicto apenas cinco días después del triunfo del “no” en el plebiscito sobre el primer acuerdo con la guerrilla en octubre.

“Caído del cielo”. El mandatario resaltó que ese galardón fue un “regalo caído del cielo”; como “el viento de popa que nos impulsó para llegar a nuestro destino: ¡el puerto de la paz!”, manifestó para reconocer que el Nobel contribuyó de forma esencial a que Colombia hiciera “posible lo imposible” y que un segundo pacto negociado fuera aprobada por las dos cámaras.

El proceso colombiano muestra precisamente, a su juicio, que si se persevera la paz es posible, incluso en lugares como Siria, Yemen o Sudán del Sur.

Santos elogió a los países que han apoyado las conversaciones, sobre todo a Noruega —garante con Cuba del proceso—, pero también a las Fuerzas Armadas y a quienes negociaron directamente.

“Y me refiero tanto a los negociadores del Gobierno como a los de las FARC —mis adversarios—, que demostraron una gran voluntad de paz. Yo quiero exaltar esa voluntad de abrazar, de alcanzar la paz, porque sin ella el proceso hubiera fracasado”, concedió.

Nadie de las FARC. Ningún miembro de la guerrilla estuvo en Oslo para evitar problemas por su situación legal en Colombia, explicó Santos la víspera.

Santos defendió en su discurso la “urgente necesidad” de replantear la estrategia en la lucha contra las drogas a nivel internacional y cerró su alocución recordando a “Gabo”, “mi aliado en la búsqueda de la paz”.

Colombia, en cuyo cielo brilla “el sol de la paz”, debe disfrutar su segunda oportunidad, como la de “las estirpes condenadas a cien años de soledad” en “la nueva y arrasadora utopía de la vida”.

AClamado. Cientos de personas se congregaron en el centro de Oslo para participar en la tradicional procesión de antorchas en homenaje a Santos.

Pasados unos minutos, y siguiendo la tradición, Santos salió a saludar desde el balcón del hotel mientras se sucedían los vítores a Colombia, los gritos de “Sí se pudo” y se agitaban banderas colombianas.

“El Nobel fue el viento en popa que nos impulsó al puerto de la paz”: Juan Manuel Santos