AGENCIAS
Mientras Texas vive una devastadora crisis por las recientes inundaciones que han dejado hasta 131 muertos y cerca de 170 desaparecidos, Nuevo León reporta daños mucho menores y menos víctimas a pesar de condiciones climáticas similares. La diferencia se atribuye principalmente a un sistema de alerta temprano más eficiente y una cultura más sólida de prevención en Nuevo León, que ha aprendido de tragedias pasadas como el huracán Gilberto.
En Texas, el desbordamiento del río Guadalupe tras lluvias que superaron los 340 mm en pocas horas causó estragos, especialmente en el condado de Kerr, donde múltiples campamentos familiares fueron arrasados. Sin embargo, las alertas emitidas fueron tardías, y en algunas zonas montañosas las señales no llegaron por falta de cobertura móvil. Además, los recortes en el personal del Servicio Meteorológico Nacional dificultaron una previsión adecuada y oportuna.
Por su parte, Nuevo León enfrentó en junio de 2024 la tormenta tropical Alberto con precipitaciones de 281 mm. El gobierno estatal, encabezado por el gobernador Samuel García, activó protocolos preventivos con anticipación, suspendiendo actividades y transporte público. Gracias a estas medidas la tragedia fue menor, con solo cuatro fallecidos registrados.
El director de Protección Civil de Nuevo León, Erik Cavazos, destacó el trabajo continuo de capacitación, campañas de prevención, alerta temprana y coordinación con municipios para cerrar vías peligrosas y ordenar evacuaciones cuando es necesario. La resiliencia del estado, construida con experiencia en eventos previos como las tormentas Alex y Emily, ha permitido reducir significativamente el impacto mortal y material de estos fenómenos.
