Mano dura contra migrantes en Texas no los detiene, advierten expertos

Valle de Texas

AGENCIAS

El gobierno de Estados Unidos ha reforzado la vigilancia en la frontera con México en un año electoral en el que la migración está en el centro del debate. Una visita realizada por EFE a la ciudad limítrofe de El Paso (Texas) revela cómo la administración ha buscado limitar los cruces.

Al clima desértico de la zona se suman los alambres de púa colocados sobre el río Bravo (la división natural con México), las torres de vigilancia al estilo de las cárceles, helicópteros, detectores de movimiento y la omnipresencia de la Patrulla Fronteriza.

Es parte de un cambio radical, en cuestión de semanas, en un tema particularmente sensible para el votante estadunidense en una contienda presidencial que se definirá en noviembre entre la vicepresidenta, la demócrata Kamala Harris, y el republicano Donald Trump.

De acuerdo con el promedio de encuestas del portal especializado Real Clear Politics, con fecha al 29 de junio, 62.4 por ciento de los estadunidenses reprueba el manejo de la frontera del gobierno del presidente demócrata Joe Biden.

En un esfuerzo por dar un vuelco a esa imagen, la administración ha intentado mostrar mano dura.

Para el agente de la Patrulla Fronteriza Orlando Marrero, uno de los mil 600 oficiales desplegados en El Paso, localidad que limita con Ciudad Juárez, la disminución de los cruces comenzó a notarse después de la orden ejecutiva emitida el pasado 5 de junio por el Ejecutivo.

En ella se establece que las personas que crucen ilegalmente no podrán solicitar asilo. La orden, sin embargo, contempla algunas excepciones, como niños que viajan solos, víctimas de trata o personas con una emergencia médica.

Asimismo, los detenidos serán sujetos a la deportación acelerada, entre otras medidas.

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