AGENCIAS
Lluvias torrenciales que azotaron una franja de México la semana pasada han dejado un saldo devastador de al menos 70 muertos y 72 desaparecidos, según informaron las autoridades el jueves. La catástrofe, una de las peores inundaciones en la historia reciente del país, ha puesto bajo intensa presión al gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum.
Las inundaciones súbitas afectaron gravemente a los estados de Veracruz, Hidalgo, San Luis Potosí, Querétaro y Puebla. En Poza Rica, Veracruz, el río Cazones creció varios metros en cuestión de horas, desbordándose y arrasando viviendas. «La alerta llegó cuando la ola ya estaba encima», lamentó Adán González Ortega, un residente de 78 años.
La presidenta Sheinbaum visitó las zonas afectadas, donde se enfrentó a los reclamos de algunos residentes molestos por la falta de advertencias y la respuesta oficial. En videos que circularon ampliamente, se escucha a los damnificados quejarse de que «nadie dijo nada» sobre el peligro inminente.
Sheinbaum declaró a la prensa que la magnitud de las lluvias fue impredecible: “No había ninguna condición científica-meteorológica que pudiera indicarnos que la lluvia iba a ser de esta magnitud”.
La gira de la presidenta por las zonas de desastre contrasta con la actitud de su predecesor, Andrés Manuel López Obrador, quien fue duramente criticado por su respuesta al huracán Otis en 2023. Analistas señalan que Sheinbaum «resolvió tomar el toro por los cuernos», aunque esto también la expone a ser el rostro del problema para los afectados.
Las críticas también se han centrado en la disolución del fondo especial para desastres durante la administración anterior. Mientras tanto, la Marina encabeza las labores de apoyo en Poza Rica, despejando escombros y repartiendo suministros entre residentes que lo perdieron todo.
Habitantes como Lorenzo Bruno Lara, de 60 años, limpiaban sus propiedades con palas, describiendo que «el lodo huele y pesa». La presidenta ha asegurado que su gobierno no escatimará en gastos para la reconstrucción. Sin embargo, para muchos, el futuro es incierto. «Tenemos que empezar de cero», dijo Eduardo Cerecedo, «porque aquí no tenemos nada».


