Inundaciones en Texas evidencian fallas en alertas tempranas

Valle de Texas

La fuerte crecida del río Guadalupe en el condado de Kerr, Texas, que subió casi ocho metros en apenas 45 minutos, dejó más de 100 muertos y decenas de desaparecidos, muchos de ellos niños en campamentos vacacionales.

Aunque el Servicio Meteorológico Nacional emitió alertas con anticipación, uno de los principales problemas fue que las últimas advertencias llegaron cuando la mayoría dormía y no había sirenas locales en las zonas afectadas, dificultando la evacuación oportuna.

La Organización Meteorológica Mundial (OMM) destaca que las inundaciones repentinas son uno de los fenómenos naturales más mortales, causando cada año más de 5,000 muertes a nivel global y representando el 85% de las inundaciones. Estas crecidas súbitas están en aumento debido a factores como la urbanización acelerada, el cambio en el uso del suelo y el cambio climático, que intensifica las precipitaciones al retenir la atmósfera mayor humedad.

La tragedia en Texas fue alimentada por fuertes lluvias, consecuencia directa de humedad tropical proveniente de tormentas sobre México, que provocaron entre 25 y 46 centímetros de lluvia en pocas horas. La OMM apoya a más de 70 países con un sistema de alerta temprana para inundaciones repentinas, pero esta catástrofe evidencia la necesidad de reforzar los sistemas locales, especialmente en áreas vulnerables.

Las inundaciones repentinas generan además pérdidas económicas globales superiores a 50,000 millones de dólares anualmente, afectando especialmente a países de ingresos bajos y medios, donde vive el 89% de las personas expuestas.