AGENCIAS
La crisis del agua del Río Grande, que debe ser surtida por México a Estados Unidos como parte de un tratado internacional, ha tomado un nuevo matiz con la llegada de la virtual nueva presidenta, Claudia Sheinbaum.
Una congresista federal republicana y uno demócrata –ambos que representan el Valle del Río Grande, al Sur de Texas– están tratando de reunirse con la nueva mandataria de México, quien asumirá el poder en octubre.
La republicana Mónica De la Cruz escribió a Sheinbaum, solicitando una reunión para abordar las entregas de agua que se deben a Estados Unidos.
“La continua escasez de agua en el Sur de Texas representa una verdadera crisis tanto para las comunidades como para los agricultores”, escribió De La Cruz.
“Dada la urgente necesidad de alivio hídrico en el Sur de Texas, solicito respetuosamente una reunión con usted para que podamos trabajar juntos para resolver este problema de larga data”, agrega su texto.
El congresista demócrata Vicente González aseguró, en contraste, que tenía reuniones planeadas con Sheinbaum “y algunos miembros entrantes de su gabinete el lunes y martes”.
González dijo recientemente en “Inside Valley Politics” que se reuniría con Sheinbaum para discutir los pagos de agua y otros temas.
“Tengo la intención de abordar los temas que he criticado en México, la inseguridad a lo largo de nuestras fronteras y en el interior de México. Voy a abordar la deuda de agua que aún no se ha pagado y otros asuntos que considero preocupantes para nosotros”, dijo González.
El volumen de agua entregada por México a Estados Unidos como parte del Tratado de 1944 es el más bajo en las últimas casi tres décadas.
La cantidad ha provocado reacciones en el estado de Texas, donde el cierre de una cooperativa de productores de azúcar fue atribuido a la falta de cumplimiento del tratado por parte de México.
Tanto De la Cruz como González han sido francos y agresivos en sus esfuerzos por lograr que México pague el agua que se debe a Estados Unidos, y específicamente al Río Grande, que suministra la mayor parte del agua potable y agrícola para las comunidades del Sur de Texas.
“Bajo el Tratado de Aguas de 1944, México se comprometió a suministrar a Estados Unidos un promedio de 350,000 acres-pie de agua anualmente durante un ciclo de cinco años”, escribió De La Cruz. “Desafortunadamente, ha habido retrasos constantes en el cumplimiento de estas obligaciones, lo que está causando que la agricultura en el Valle del Río Grande sufra”.
Según el tratado, México está obligado a pagar 1.75 millones de acres-pie de agua a Estados Unidos a través del Río Grande durante un ciclo de cinco años. El ciclo actual termina en octubre de 2025 y México aún no ha entregado 400,000 acres-pie de agua, lo que equivale apenas a un año de agua adeudada, según la Sección Estadounidense de la Comisión Internacional de Límites y Aguas, que supervisa el Río Grande.
Las lluvias recientes provocadas por una tormenta tropical y otras perturbaciones han aumentado un poco la capacidad de agua en las dos presas de la región. El embalse Amistad, cerca de Del Río, estaba al 19% de su capacidad el viernes, y la presa Falcon estaba al 12% de su capacidad el viernes, según la CILA.
A pesar de ello, De La Cruz y González dicen que los niveles de agua este año han sido históricamente bajos.
El 28 de junio la Cámara de Representantes aprobó una legislación que incluye un lenguaje para retener unos $7 millones en fondos a México hasta que se pague el agua a Estados Unidos. La legislación fue parte del proyecto de ley de asignaciones para el Departamento de Estado, Operaciones Extranjeras y Programas Relacionados para el Año Fiscal 2025 que entraría en vigor en octubre. La legislación está pendiente en el Senado.
“Como buenos vecinos, debemos ayudarnos en tiempos de necesidad. Ese momento es ahora. Insto a su próxima administración a cumplir con las obligaciones de México”, dijo De La Cruz a Sheinbaum, en su carta.
Consultado al respecto, el actual secretario de la Sección Mexicana de la CILA, Manuel Morales, dijo estar analizando con la Comisión Nacional del Agua (Conagua) la forma de dar cumplimiento al Tratado y recordó que el ciclo vence en octubre de 2025.
“Se están analizando en conjunto con la Conagua (…) se está atendiendo este tema con la finalidad de que nuestro país continúe, como siempre lo ha hecho, cumpliendo con sus compromisos establecidos en el Tratado de Aguas de 1944”, dijo Morales a este medio.
“No ha habido quejas formales al respecto, sólo algunos comentarios recibidos de manera informal, pero lo que puedo comentar es que esos cierres (de los productores de azúcar) no se deben estrictamente a la cantidad de agua que se ha entregado en este ciclo en particular, han tenido que ver con varios factores ajenos a ello, del tipo comercial y de negocios de esas industrias”, agregó.
Ya en febrero pasado, el anterior secretario técnico de la Sección Mexicana de la CILA, Jesús Luévano, advirtió que el retraso del país en el cumplimiento de la obligación bajo el Tratado de 1944 era preocupante.


