El ozono y el clima, recuperados por un mundo unido

Salud

El tema se complementa con el lema: «Trabajando hacia la reducción de los HFCs, contribuyentes al calentamiento global, bajo el Protocolo de Montreal».

El tema escogido para el Día Internacional del Ozono de este año reconoce los esfuerzos colectivos que las Partes en el Convenio de Viena y el Protocolo de Montreal han dedicado a la restauración de la capa de ozono durante los tres últimos decenios y el compromiso mundial en la lucha contra el cambio climático.

La capa de ozono es un frágil escudo inmaterial que protege la vida en la Tierra. Está compuesto, como su nombre indica, por ozono, que es un gas estable y muy vulnerable a ser destruido por compuestos naturales que contienen nitrógeno, hidrógeno y cloro. Esta capa se sitúa entre los 19 y 23 kilómetros sobre la superficie terrestre, en la estratosfera, repartida por sus 35 kilómetros de espesor y rodea a la Tierra.

La capa de ozono bloquea casi todas las radiaciones ultravioletas del Sol: la radiación ultravioleta (UV) es letal para casi todas las formas de vida y es bloqueada prácticamente por completo. Cualquier daño a la capa de ozono aumentará esta radiación y si llega a la Tierra tiene potencial para provocar daños al medio ambiente y a la vida terrestre: el crecimiento de las plantas incluso la vida marina.

La salud humana se resiente sobremanera, ya que los efectos a largo plazo de estas radiaciones dañan nuestra piel, la vista e incluso el sistema inmunológico de nuestro organismo.

Desde el año 1974 los científicos han advertido acerca de la progresiva destrucción de la capa de ozono causada por sustancias químicas hechas por el hombre, pero no se han tomado en cuenta estas advertencias. La contaminación ocurre principalmente en las ciudades por los gases de escape y las emisiones industriales tienen su mayor concentración, lo que daña sobremanera la capa de ozono.

La falta de ozono en la capa se conoce como Agujero de Ozono, zonas donde se producen reducciones anormales de ozono

Ya en el año 1987 se firmó el Protocolo de Montreal para la reducción de emisión de gases, algo que se consiguió relativamente buscando sustitutos químicos y tecnologías alternativas. También se estableció un día, el 16 de septiembre para celebrar el Día Internacional para la preservación de la Capa de Ozono.

Como resultado de los esfuerzos internacionales concertados, la capa de ozono se está reponiendo y se espera que a mediados de este siglo se haya recuperado. Además, el Protocolo de Montreal ha contribuido significativamente a la mitigación del cambio climático, al haber evitado la emisión a la atmósfera de más de 135.000 millones de toneladas de equivalente de dióxido de carbono, simplemente mediante la eliminación de las sustancias que agotan el ozono.

En 1994, la Asamblea General proclamó el 16 de septiembre Día Internacional de la Preservación de la Capa de Ozono, para conmemorar el día en que se firmó en Montreal, en 1987, el Protocolo relativo a las sustancias que agotan la capa de ozono (resolución 49/114 del 19 de diciembre).

Se invitó a todos los Estados a que dedicaran ese Día a la promoción de actividades relacionadas con los objetivos del Protocolo y sus enmiendas. La capa de ozono, que es una capa frágil de gas, protege a la Tierra de la parte nociva de los rayos solares, y por consiguiente, ayuda a preservar la vida en el planeta.

La eliminación de los usos controlados de sustancias que agotan el ozono y las reducciones conexas no solo han ayudado a proteger la capa de ozono para la generación actual y las venideras, sino que también han contribuido enormemente a las iniciativas mundiales dirigidas a hacer frente al cambio climático; asimismo, han protegido la salud humana y los ecosistemas reduciendo la radiación ultravioleta dañina que llega a la Tierra.

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