AGENCIAS
El Gobierno de Austria ha anunciado una nueva medida dirigida a los refugiados sirios que residen en el país: ofrecerá una «prima de retorno» de 1.000 euros para aquellos que deseen regresar a Siria. La decisión se enmarca en una serie de cambios en la política migratoria, incluida la suspensión de las solicitudes de asilo de ciudadanos sirios.
El canciller austriaco, Karl Nehammer, indicó en su cuenta de la red social X que la medida busca apoyar la reconstrucción de Siria, señalando que el país necesita de sus ciudadanos para este proceso. «Austria ofrecerá a los sirios que quieran regresar a su país de origen una prima de retorno de 1.000 euros», afirmó Nehammer, quien también subrayó que las solicitudes de asilo que ya estaban en curso para ciudadanos sirios quedan suspendidas.
Desde la caída del régimen de Bachar al Asad, Austria ha mantenido su postura de congelar las solicitudes de asilo para los refugiados sirios, una medida implementada debido al cambio en la situación política y de seguridad en Siria. La guerra civil en Siria, que comenzó en 2011, ha desplazado a millones de personas, muchas de las cuales han encontrado refugio en países europeos, incluida Austria.
Según datos de la ONU, hasta 2024, Austria había recibido alrededor de 15.000 solicitudes de asilo de ciudadanos sirios. Sin embargo, el Gobierno austriaco ha decidido suspender no solo la tramitación de las peticiones de asilo, sino también cualquier solicitud de reagrupación familiar relacionada con los refugiados sirios, justificando que la situación en su país de origen ha cambiado «de manera fundamental».
La comunidad siria en Austria ha crecido significativamente en los últimos años, pasando de unos pocos miles a más de 95.000 personas. Entre 2015 y 2024, casi 87.000 sirios recibieron asilo en Austria, y algunos ya han adquirido la nacionalidad austriaca, mientras que otros 17.500 recibieron protección subsidiaria. La cuestión migratoria sigue siendo un tema central en la política del país, especialmente tras los resultados de las elecciones generales de septiembre, en las que el partido ultraderechista FPÖ obtuvo un importante apoyo popular.

