AGENCIAS
Las secretarías de Economía (SE) y Agricultura y Desarrollo Rural (Sader) de México rechazaron el arancel del 17% que Estados Unidos impuso desde el 14 de julio a las exportaciones mexicanas de jitomate, calificándolo como una medida “injusta” que afecta no solo a los productores mexicanos, sino también a la industria y consumidores estadounidenses. En un comunicado conjunto, destacaron que dos de cada tres jitomates consumidos en Estados Unidos provienen de México, por lo que resulta imposible sustituir esta oferta sin encarecer el producto para los compradores norteamericanos.
El arancel se deriva de la decisión de Estados Unidos de retirarse del Acuerdo de Suspensión de la Investigación Antidumping sobre Tomates Frescos de México, vigente desde 2019, lo que permitió imponer esta tarifa bajo el argumento de prácticas comerciales desleales que habrían perjudicado a los agricultores estadounidenses.
El secretario de Comercio de EU, Howard Lutnick, defendió la medida alegando que busca proteger a los productores nacionales, aunque el Consejo Nacional Agropecuario mexicano advirtió que esta acción pone en riesgo la seguridad alimentaria regional y elevará los precios para los consumidores en ambos países.
Marcelo Ebrard, secretario de Economía, confirmó que México deberá pagar el arancel mientras se negocia un nuevo acuerdo para revertir esta situación, y advirtió que la imposición afectará la cadena productiva y el bienestar de millones de familias en la frontera norte. La presidenta Claudia Sheinbaum también confió en alcanzar un acuerdo antes de que el arancel cause mayores daños.

