AGENCIAS
Washington.- La iniciativa, que se prevé sea estudiada en la sesión legislativa de enero de 2025, busca otorgar al estado un mayor control sobre la distribución y uso de estos fármacos. De ser aprobada, la nueva legislación catalogaría a las píldoras abortivas como sustancias potencialmente adictivas, lo que permitiría una regulación más estricta sobre su acceso.
El aborto está prohibido en Texas después de las seis semanas de gestación, un plazo que, según los críticos, ocurre antes de que muchas personas se den cuenta de que están embarazadas. Esta ley, que entró en vigor tras la anulación de la sentencia Roe v. Wade por parte de la Corte Suprema de EE. UU. en 2022, ha sido una de las más restrictivas en el país.
Además de su uso para la interrupción voluntaria del embarazo, la mifepristona y el misoprostol son empleados en diversos tratamientos médicos, como la atención a abortos espontáneos y el manejo de complicaciones postparto, como las hemorragias. En este contexto, la propuesta de ley ha suscitado preocupaciones entre los profesionales de la salud, que advierten sobre los riesgos que implica restringir su acceso para personas que requieren estos medicamentos por razones médicas.
El debate sobre la regulación de las píldoras abortivas no es exclusivo de Texas. En Luisiana, estado vecino con legislación similar, el Congreso estatal aprobó recientemente una ley que también restringe el acceso a estos medicamentos, lo que generó una ola de críticas entre médicos y defensores de la salud reproductiva. En respuesta, grupos de activistas han interpuesto demandas legales, argumentando que tales medidas ponen en peligro la salud y la vida de quienes dependen de estos tratamientos.
La propuesta de Texas se encuentra ahora en espera de su discusión formal en enero, y se anticipa que continuará generando controversia en el estado y a nivel nacional.


