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La Fiscalía General de la República (FGR) construirá una osteoteca en la Ciudad de México, un espacio diseñado para el análisis y conservación de miles de restos humanos recuperados en fosas clandestinas de todo el país. Este proyecto busca agilizar la identificación de personas desaparecidas, un problema que persiste como una crisis humanitaria en México.
Con una inversión de 11 millones 15 mil 745 pesos, el nuevo recinto estará ubicado en las instalaciones de la Coordinación General de Servicios Periciales, sobre Avenida Río Consulado. Según la licitación publicada el pasado 31 de octubre, las obras iniciarán el próximo 10 de diciembre y tendrán un plazo de 300 días para su finalización.
Un paso hacia la identificación masiva
El inmueble contará con un centro médico forense federal, un laboratorio de análisis, áreas de almacenamiento y una unidad de dictámenes médicos especializados, distribuidos en tres pisos. Según la FGR, será un espacio clave donde expertos forenses procesarán los restos, retirando tejido y preservando los huesos para su análisis e identificación posterior.
Esta iniciativa se anuncia casi un año después del cierre del Centro Nacional de Identificación Humana (CNIH), promovido inicialmente como un modelo único en el mundo para abordar la crisis de desaparecidos. Tras su desmantelamiento, México quedó con más de 52 mil cuerpos sin identificar, según cifras del Movimiento Nacional por Nuestros Desaparecidos.
Un país marcado por fosas clandestinas
Desde 2007, se han identificado fosas clandestinas en 570 municipios, abarcando el 23% del territorio nacional. Entre 2017 y abril de 2023, el Gobierno reportó el hallazgo de cinco mil 698 fosas, casi una por día.
Ceci Flores, líder del colectivo Madres Buscadoras de Sonora, denunció que la tarea de encontrar a los desaparecidos recae principalmente en las familias afectadas: «México es un cementerio clandestino. Cavamos con nuestras manos para encontrar a nuestros hijos, hermanas y hermanos. Es doloroso, pero no nos detendremos».
El crimen organizado y la desaparición forzada
El uso de fosas clandestinas, según el especialista en seguridad David Saucedo, se ha convertido en una táctica común desde el inicio de la guerra contra el narcotráfico: «La desaparición es más difícil de comprobar que el asesinato. Incluso, la incineración en hornos clandestinos elimina prácticamente toda evidencia».
Mientras las autoridades buscan soluciones, colectivos de búsqueda y familiares de víctimas enfrentan esta tragedia con recursos propios y una determinación incansable. La nueva osteoteca de la FGR representa un paso significativo, pero insuficiente frente a la magnitud de la crisis.

