AGENCIAS
Los días posteriores a las recientes elecciones en México han sido turbulentos en los mercados financieros, una situación típica en periodos de cambio político. El peso mexicano fluctuó considerablemente mientras los inversores evaluaban las nuevas señales de la administración entrante de Claudia Sheinbaum. Para calmar las aguas, Sheinbaum confirmó a Rogelio Ramírez de la O como Secretario de Hacienda y nombró a Marcelo Ebrard, un diplomático experimentado, como titular de Economía.
Sin embargo, el gesto más significativo de estabilidad provino de Carlos Slim, uno de los empresarios más influyentes de México y del mundo. En un movimiento que resonó en los mercados nacionales e internacionales, Slim retiró mil millones de dólares de sus activos personales para revitalizar el campo de gas de Lakach en el Golfo de México, propiedad de Pemex y estancado por falta de inversión.
Este acto no solo reafirma la confianza de Slim en el potencial de México como destino seguro para inversiones, sino que también subraya su alineación estratégica con la administración de Andrés Manuel López Obrador. Este gobierno ha enfatizado la soberanía energética y la cooperación público-privada, elementos que calman las preocupaciones de los mercados financieros.
Lakach, un yacimiento descubierto en 2006, ha sido objeto de varios intentos fallidos de desarrollo debido a la falta de recursos y la reticencia de otros inversionistas. La asociación entre Slim y Pemex promete revitalizar este recurso crucial para la producción de gas en México, reduciendo la dependencia de importaciones de Estados Unidos.
A pesar de que el gas extraído no es considerado energía limpia debido a sus emisiones de CO2, la inversión de Slim destaca su compromiso con el sector energético mexicano, el cual también incluye proyectos en gasoductos, plataformas petroleras y exploración de crudo.
En contraste, otros magnates como Germán Larrea y Ricardo Salinas Pliego han mantenido relaciones más tensas con la administración actual, debido a diferencias financieras y políticas. Slim, conocido por su discreción y colaboración constructiva, representa un punto de estabilidad en un contexto de incertidumbre política y económica.
En resumen, la intervención de Carlos Slim no solo impulsa el sector energético mexicano, sino que también fortalece la confianza de los inversores en la estabilidad y el potencial de crecimiento del país, enviando un mensaje claro de seguridad y rentabilidad en tiempos de cambio político.


