Presión de Estados Unidos sobre México para Entrega de Agua
AGENCIAS
En respuesta a la creciente escasez de agua provocada por la sequía y el cambio climático en Norteamérica, el gobierno de Estados Unidos ha intensificado sus esfuerzos por asegurar recursos hídricos adicionales. En este contexto, se ha centrado en el norte de México como una fuente crucial para satisfacer sus necesidades.
Desde acuerdos y convenios hasta demandas y represalias, Estados Unidos busca que México ceda o entregue agua de manera urgente y en cumplimiento de compromisos hidráulicos. Baja California, por ejemplo, enfrenta la reducción de casi 500 millones de metros cúbicos de agua a lo largo de tres años, como parte de un acuerdo con una compensación de 65 millones de dólares destinados a mejorar infraestructuras hidráulicas, según datos de la Comisión Internacional de Límites y Aguas (CILA).
Simultáneamente, Estados Unidos planea utilizar parte del flujo del río Colorado, en Colorado, para la generación de energía, mientras que en el Valle de Mexicali, los agricultores deberán descansar sus tierras durante los próximos 36 meses.
El Acta 330 de la Conagua, firmada este año, formaliza este acuerdo tras dos años consecutivos de reducciones en las entregas de agua del río Colorado por parte de Estados Unidos hacia México. Históricamente, se acordó que Estados Unidos entregaría el 10% del flujo del río Colorado en la frontera con Baja California y Sonora, pero el impacto del cambio climático ha disminuido el nivel del río a mínimos históricos.
Este año marca el tercer año consecutivo de recortes en las entregas de agua hacia México desde el río Colorado. En total, México enfrenta una reducción de 99 millones de metros cúbicos adicionales en 2024, sumándose a los casi 500 millones de metros cúbicos acordados bilateralmente, lo que equivale a aproximadamente 600 millones de pies cúbicos de agua.
Expertos como Emiliano Ramírez Madrid, del grupo asesor Caintra de Nuevo León, señalan que esta situación ocurre en un momento en que México enfrenta una de las sequías más severas y prolongadas en décadas, afectando especialmente a los estados del norte.
Esta presión estadounidense plantea un desafío significativo para México, que debe equilibrar las necesidades locales con las obligaciones internacionales en un contexto climático cada vez más adverso.