Ultraderecha se lanza contra Merkel
Unos 2.000 ultraderechistas marcharon ayer en Berlín contra la canciller Ángela Merkel y su política en la crisis de los refugiados, demostrando rabia y disposición a la violencia, pero fueron incapaces de atraer a la cifra récord de manifestantes a que aspiraban.
La policía estimó que unos 1.800 manifestantes se sumaron a la marcha «Merkel debe marcharse», frente a los entre 5.000 y 6.000 que esperaban congregar, mientras que las tres contramanifestaciones programadas para bloquear esta marcha reunieron a unas 8.400 personas. La protesta ultraderechista transcurrió entre fuertes medidas de seguridad, vigilada por unos 1.700 agentes, y vivió varios momentos de tensión al topar con las marchas de colectivos antifascistas y las contramanifestaciones.
Frente al edificio parlamentario Paul Löbe, situado junto al Reichstag y frente a la Cancillería, varios ultraderechistas lanzaron botellas a unos contramanifestantes congregados bajo el lema «Por un Berlín mixto y abierto al mundo», y al menos cinco fueron arrestados.
«Si por defender a mi patria me llaman nazi, que me llamen nazi. ¡Me importa una mierda», gritó uno de los que intervinieron desde el estrado al comienzo de la marcha ultraderechista, provocando aplausos y una cerrada ovación de los manifestantes.
La hora de discursos que precedió a la marcha sirvió para tachar desde el escenario a Merkel y a su Gobierno de traidores a Alemania, alertar contra los inmigrantes y los musulmanes, y reclamar las tradiciones y valores tradicionales, la cultura alemana y hasta el cristianismo. Entre los gritos más repetidos por los manifestantes destacaron, además del eslogan de la marcha, «Merkel debe marcharse», las palabras «resistencia» y «expulsión», ambas en relación a la llegada de extranjeros a Alemania.
La mayoría de los participantes eran grupos de jóvenes adultos, principalmente hombres, muchos con la cabeza rapada, gafas de sol y ropas negras.