En el segundo año de vida de los impuestos especiales a refrescos y comida chatarra, los ingresos captados por este concepto se desinflaron debido a la desaceleración de la economía.

En 2015 con un Producto Interno Bruto (PIB) que se expandió en 2.5%, los ingresos tributarios que obtuvo el gobierno por el cobro del Impuesto Especial sobre Producción y Servicios (IEPS) a refrescos y alimentos no básicos con alta densidad calórica, fueron mayores a lo estimado, en comparación a 2014, pero a menor ritmo.

Los refrescos dejaron 21 mil 393 millones de pesos (mdp) el año pasado por un IEPS de un peso a cada litro en compras de bebidas saborizadas, con lo que se captaron 3 mil 122 mdp más de lo esperado, casi la mitad de los ingresos adicionales de un año antes.

Sin embargo, en 2014 cuando la economía creció 2.1%, se pronosticaron ingresos de 12 mil 455 millones de pesos y se registró una recaudación cercana a los 6 mil millones de pesos.

El IEPS a la comida chatarra es el que más se achicó. Entraron 15 mil 932 millones de pesos, es decir, 583.6 millones de pesos más a los programados.

Comparados con un año antes, cuando entró en vigor este gravamen se observó una menor recaudación a la estimada, pues en 2014 se programaron 5 mil mdp y al final obtuvieron 13 mil 284 millones de pesos.

Sin embargo, estos recursos son mayores a los impuestos verdes que surgieron también con la reforma fiscal hace dos años; por plaguicidas se recaudaron 607.7 mdp, mientras que en 2014 se alcanzaron 313.7 mdp.

EN COMBUSTIBLES

El IEPS por combustibles fósiles arrojó recursos por 7 mil 502 mdp frente a los 9 mil 196 mdp de 2014.

Los ingresos por IEPS aplicados a impuestos antiobesidad se cobran sin ningún esfuerzo del fisco porque su base es el consumo de refrescos y alimentos no básicos que paga la gente.

Expertos del Colegio de México estimaron que los ingresos por estos gravámenes van a bajar de forma natural.

Señalaron que el impacto inicial de los impuestos sólo se sintió en hogares de mayores recursos, que dejaron de consumir refrescos por ser más caros; la gente pobre siguió comprándolos a pesar de la afectación a su economía familiar, pues en muchos lugares el acceso a agua potable es limitado.

El IEPS a refrescos y comida chatarra fue aprobado por el Congreso para combatir la obesidad, sobre todo en los menores de edad.

El Senado empujó la propuesta en 2013, con el fin de que los ingresos se destinaran para colocar bebederos de agua en escuelas primarias y para fomentar programas de educación física, proyecto que se perdió debido a que no etiquetaron los recursos en el Presupuesto de Egresos de la Federación.

El programa de bebederos de agua se proyecta lo realice la Secretaría de Educación Pública como parte de infraestructura educativa.