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Nacional Por Raul Gutiérrez

¿Y si Peña Nieto y Angélica Rivera se divorcian?

Una de las preguntas que cada vez nos llegan con más frecuencia es si está cerca o no el día en que se anuncie la separación de la pareja presidencial ante la ola viral de videos y especulaciones que darían cuenta de una tensa y deteriorada relación entre el Presidente de México y su esposa, como si de eso dependiera el futuro del país. Por supuesto que evidencias no hay. Más allá de las escenas que muestran cierto tipo de desplante de ‘La Gaviota’ hacia su marido en medio de eventos con los reyes de España o en su visita a Francia. Pero tampoco pueden culpar a la gente de dar rienda suelta a las premoniciones cuando llevamos décadas educándonos a través de las telenovelas .

De hecho, si hay que buscar un responsable de la generación de truculentas diatribas sobre el amor y desamor en un lugar llamado Los Pinos ese sería quien se valió de la popularidad de la actriz y el cuento de hadas vendido desde la época en que Peña Nieto era gobernador del Estado

de México para apuntalar la candidatura presidencial que llevó al PRI a tomar de nuevo Palacio Nacional. En otras palabras, ahora nos cumplen. No nos pueden salir con que al final todo se trata de un drama de la vida real, donde los matrimonios ya no duran. ¿Es en verdad relevante la posibilidad de que haya una relación en crisis entre Enrique Peña Nieto y Angélica Rivera? Sí y no. Sí, porque de hacerse oficial estaríamos ante un hecho inédito en la estructura del poder, donde el ‘preciso’ a nivel popular y cultural no solo es un supermán, sino que los problemas de su alcoba no salen a la luz sino hasta después de terminar su mandato, todo con el fin de mantener esa imagen de fortaleza estructural familiar que no deteriore la percepción de la gente.

Justo en esto último radica el problema. Se sigue tratando de mantener una idea no solo arcaica sino desfasada en tiempo y espacio de que la familia es una sola (mamá, papá, hijos) sin tomar en cuenta la gran diversidad de relaciones interpersonales que proliferan y dominan hoy en día: madres y padres solteros, matrimonios entre personas del mismo sexo , jóvenes que deciden no tener hijos, ni casarse, etc. Pero al parecer, esos no son los ‘ideales’ que nos llevarán al porvenir, aún cuando la historia nos ha demostrado que hasta los presidentes, tan humanos ellos, al final de su sexenio acaban por romper el lema de la familia unida vive feliz, y acaban casándose con quien tuvo un amorío fuera del matrimonio (López Portillo) o divorciándose sin que por eso se acabe el mundo (Carlos Salinas de Gortari).

Sin embargo, la verdad es que no debería ser relevante si el presidente se divorcia, puesto que eso no decantaría en una época de crisis o de bonanza para el país. Si decidiera divorciarse nadie espera que se caiga la Bolsa de Valores, ni que otros países rompan tratados internacionales o nos dejen de invitar a visitas de Estado nomás porque Peña Nieto ya no llevará a ‘La Gaviota’ a engalanar las fotografías. Si el presidente llegara a divorciarse sería un notición, sin duda, pero de ahí que signifique un riesgo hay mucho trecho y es quizás lo que el gobierno federal debería asimilar de una vez por todas, aunque por cómo han administrado los problemas que se les presentan, el hecho de que la Primera Dama no se regrese de la gira sino alargue su estadía en Europa se vende como una idea de que la rebelde es ella y no hay nadie que sepa ni pueda controlarla.

Dejar en claro cómo están las cosas entre esta pareja no solo ayudaría a asentar que en realidad los cuentos de hadas no existen, pero sobre todo, a liberar al mundo de fantasías y especulaciones que cada vez llegan más lejos, con ‘revelaciones’ de lo que pasa dentro de las habitaciones de Los Pinos por parte de columnistas que bajo el facilísmo de ‘una fuente cercana’ mencionan y peor aún, detallan, pasajes de enojos, ataques de ira, infidelidades y más. De Presidencia depende hasta dónde quiere que esto reviente. Si siguen bajo el concepto de que ahí todo es hermoso y con mucho glamour seguirán enfrentándose a las insinuaciones cada vez que surja un elemento que evidencie que eso no es así. Así lo vendieron, así lo venden, pero no tienen garantía de que todo esto pueda terminar con un final feliz.

Nada de esto es relevante, pero dígame si no sirve como un estupendo distractor de lo que este mes ha pasado, porque a nivel melodrama, vende más un posible divorcio y las caras de fuchi que se hagan que saber dónde quedó ‘El Chapo’; que saber por qué ya tenemos dos millones de pobres más o por qué la Reforma Energética no entusiasmó a los inversionistas o por qué estamos próximos a que nuestros billetes de 20 pesos sean el equivalente a pagar con un dólar. Pero habría que ser muy mal pensados porque ese tipo de cosas pasan en México, pero solo en las películas.

¿Y si Peña Nieto y Angélica Rivera se divorcian?