Lorenzo Córdova reconoce el peligro que existe de que el narcotráfico influya en los procesos electorales.

El INE buscaría así evitar nexos de los políticos con el crimen organizado

El consejero presidente del Instituto Nacional Electoral (INE), Lorenzo Córdova, dijo que «blindar» a los candidatos de nexos con la delincuencia organizada es responsabilidad de los partidos, pero el organismo realizará acciones para contribuir a atajar el ingreso de dinero ilícito o proveniente del crimen para financiar candidatos y campañas.

Lo hará a través de un sistema de contabilidad en línea robusto, «inédito en la historia electoral del país y me atrevería a decir prácticamente de todas las democracias» que intenta «blindar» el flujo de recursos de ese tipo.

Además se repetirá la experiencia de 2012 y ahora el INE publicará en su página las trayectorias de cada abanderado, para que los ciudadanos realicen sus observaciones.

Córdova llamó así a ciudadanos, gobierno, partidos, a actuar en conjunto y «construir un blindaje colectivo» para permitir las elecciones y que la sociedad rechace las vías violentas.

«Esto quiere decir que tengamos mucha información, que los ciudadanos tengan un conocimiento muy amplio de quienes son sus candidatos, que los partidos estén abiertos a escuchar por ejemplo señalamientos, advertencias respecto a quienes están postulando, pero creando en ese sentido una especie de contexto de exigencia colectivo», dijo.

Así, planteó, se evitará que el proceso electoral esté en «estado de sitio o un estado policial, o militarizado» en el que se afecten derechos ciudadanos.

«Sin menospreciar el tema de la seguridad tenemos que lograr que esta elección trascienda los desafíos que le impone la criminalidad organizada que existe en muchas zonas del país, desafortunadamente, sin erosionar la propia calidad democrática de la elección, esto quiere decir sin lesionar los derechos fundamentales».

Córdova reconoció que la llegada de personas con vínculos con el crimen organizado a cargos de elección popular es un problema muy grave, «que puede terminar minando y erosionando a la democracia».