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Nacional Por Raul Gutiérrez

Lydia Cacho defenderá libertad de expresión ante la ONU

Casi una década después de que publicara el libro «Los Demonios del Edén», en el que destapó una red de pederastas y corrupción de menores, la periodista mexicana Lydia Cacho llega al Comité de Derechos Humanos de las Naciones Unidas para denunciar los abusos de poder que ha sufrido desde entonces.

Lo hace después de un largo periplo en las instituciones de justicia mexicanas, incluida la Suprema Corte, que desoyeron sus demandas por violaciones a los derechos humanos; un recorrido que ella califica como «maltrato institucional» y que fue «una segunda forma de tortura psicológica».

«Las autoridades mexicanas, federales particularmente, todos vinculados directamente al PRI (Partido Revolucionario Institucional), hicieron todo lo posible para que mi caso no prosperara ni por tortura, ni violaciones a la libertad de expresión, ni por una detención arbitraria», dijo Cacho en una entrevista telefónica con Efe.

Ahora estas demandas aparecen reflejadas en las más de 12.000 hojas de expediente que la periodista y activista defenderá ante el Comité el próximo miércoles, acompañada por Artículo 19, asociación que trabaja en favor de la libertad de expresión e información.

Se trata de la primera vez en la que una periodista mexicana, a título particular, acude a este órgano con un caso relativo a la restricción de dichas libertades.

El ambiente en Ginebra es «óptimo», ya que «la comunidad internacional está muy preocupada por el deterioro de los derechos humanos en México», dijo el presidente de Artículo 19 en este país, Darío Ramírez, al referirse a los 43 estudiantes de magisterio desaparecidos en la localidad de Iguala, en Guerrero, el 26 de septiembre.

Para Cacho, esta nueva petición a la Justicia significa «volver al estrés, pero también cerrar un ciclo y evidenciar que las cosas no han mejorado para la prensa mexicana, sino todo lo contrario».

Destacó que es su «responsabilidad» seguir con el proceso, así como «seguir viva, para poder contarlo», una idea que le ayuda a enfrentarse a las amenazas que sufre desde hace años.

En diciembre de 2005, la periodista fue detenida ilegalmente y enjuiciada por un presunto delito de difamación y calumnia, como represalia por la publicación de «Los Demonios en el Edén», obra en la que destapó la trama de explotación de niños y niñas encabezada por Jean Succar Kuri.

Desde entonces dijo haber sufrido un proceso de «persecución» en el que han participado «empresarios vinculados directamente con el PRI (que actualmente ocupa la Presidencia de la mano de Enrique Peña Nieto), miembros del Poder Judicial y cinco gobernadores involucrados en las redes de trata».

«La investigación sobre ellos sigue en diferentes países de América Latina en los que ellos han cometido delitos, y eso significa que mi vida sigue en peligro», apuntó Cacho, quien añadió que el único personaje de la trama que fue sentenciado, con una condena de 113 años, fue el mencionado Succar Kuri.

La periodista lamentó que el entonces gobernador de Puebla, Mario Marín, quien promovió las represalias hacia su persona, haya mostrado su intención de ser senador, lo que hace que se pregunte cuál sería la clase de «mensaje» que se trasmitiría si se le «premiara» con el puesto.

La prensa mexicana, señaló, se ha convertido en una suerte de «especialista en criminalística», con la que ha adquirido un rol que va más allá de la mera investigación periodística, en favor de la defensa de los derechos humanos y contra el «silenciamiento que está orquestando el Estado».

«Peña Nieto lleva por lo menos dos años haciendo el ‘tour de la fama’ por el mundo, haciendo creer que todo está estupendamente en México», pero ha sido el «sacrificio» de muchos periodistas lo que está «quitando este velo» y «marcando la diferencia entre verdad y mentira», advirtió Cacho.

«La prensa internacional está cuestionándose las condiciones en las que vive la sociedad mexicana y bajo las cuales está trabajando la prensa mexicana», por ello consideró «importantísimo» que la ONU, a través de su caso, «comience a reconocer lo que en realidad está sucediendo en el país».

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