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Finanzas Por Raul Gutiérrez

Liberación en precios de gasolinas provocará volatilidad: analistas

La liberación de los precios de la gasolina genera más preguntas que respuestas, pues se espera un episodio de volatilidad una vez que los precios dejen de regularse, para dejar que se conduzcan por la dinámica del mercado, incluso se espera una ligera alza inmediatamente después de la liberación y sería en el largo plazo cuando comience a observarse la estabilización de los precios una vez que entren más competidores al mercado, afirmaron expertos y representantes de la industria consultados por Crónica.

El mercado de la gasolina está a punto de cambiar con la liberación de los precios, lo que significa que el Estado dejará de regular los precios y se determinarán por la dinámica del mercado, en donde intervienen diversos factores, como la oferta y la demanda.

La liberación de precios originalmente estaba prevista para enero de 2018, pero recientemente la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) propuso adelantar ese proceso para enero de 2017, a fin de acelerar los cambios en este mercado.

La liberación promete, en teoría, generar un ambiente propicio para que la gasolina se venda a menores precios, en beneficio del consumidor, pero el mercado de los combustibles es complejo y con altos costos, en donde hay factores que tienen influencia en el precio final, como los impuestos a la gasolina, el costo de la infraestructura de almacenamiento y distribución, además de la fluctuación de los precios internacionales del crudo. Todos estos elementos nublan la posibilidad de que la gasolina baje y, por el contrario, se espera un episodio de volatilidad.

“Lo que se ve para el próximo año es una recuperación de los precios del crudo, los precios de referencia, y por lo mismo apuntaría a un aumento mínimo en el precio de combustibles”, opinó Arturo Carranza, especialista en energía del Instituto Nacional de Administración Pública (INAP).

El precio de las gasolinas también es estacional, pues en verano aumenta porque la demanda se dispara, ya que la gente usa su automóvil para desplazarse en vacaciones, lo cual sucede con frecuencia en los meses de julio y agosto. Este factor también podría observarse luego de la liberación de precios, de acuerdo con el experto.

Actualmente los precios de la gasolina se regulan dentro de una banda de fluctuación de 3 por ciento, es decir, que no pueden aumentar o disminuir más allá de ese porcentaje. Según datos de la SHCP, a septiembre la gasolina Magna se ubicó en 13.98 pesos por litro, la Premium en 14.81 y el diésel en 14.45 pesos por litro.

La liberación de precios se realizarían gradualmente y por regiones, tal y como lo propuso la Comisión Federal de Competencia Económica (Cofece). El organismo antimonopolios recomendó eliminar el esquema de precio único a nivel nacional para la venta de las gasolinas, a fin de establecer precios por regiones, para que estos sean acordes con las condiciones y costos de cada localidad, además de acostumbrar a los consumidores a las diferencias de precios que son propias de un mercado abierto. Esta propuesta será analizada y posiblemente aprobada por el Congreso de la Unión, dentro del Paquete Económico 2017.

 

Entorno complicado. Los nuevos actores del mercado no se aventuran a prometer menores precios de gasolina para los consumidores, pues aún están en la indefinición muchos factores; en lugar de ello, están optando por ofrecer servicios adicionales para competir generando una mejor experiencia para el usuario.

“Prometer que la gasolina sea barata o más cara no lo sabemos, porque dependerá de la dinámica del mercado. Dependiendo de eso es que podamos pronosticar algo y se regirá sobre lo que pasa con temas como los impuestos a la gasolina”, explicó Fernando Alanís,  director comercial de Grupo Hidrosina, empresa que cuenta con 200 estaciones de servicio en el país.

Actualmente la gasolina enfrenta una alta carga de gravámenes, como el Impuesto Especial Sobre la Producción y Servicios (IEPS) y el Impuesto al Valor Agregado (IVA) de 16 por ciento. En el caso de la gasolina Magna estos gravámenes representan el 45 por ciento del precio al público; para la Premium representan cerca del 38 por ciento y para el diésel, el 53 por ciento. Este alto nivel de impuestos deja poco margen para reducir el precio al usuario sin afectar la rentabilidad del negocio.

Otro factor que abona incertidumbre en esta industria es el tema de la infraestructura, pues las empresas requieren desplegar ductos para el transporte de la gasolina, además de construir centros de almacenamiento y establecer una logística de distribución.

Actualmente sólo Petróleos Mexicanos (Pemex) cuenta con la infraestructura suficiente para estas tareas. La reforma energética señala que la paraestatal deberá permitir que las empresas privadas utilicen su infraestructura, mediante el cobro de tarifas accesibles y no discriminatorias, pero aún no hay una definición al respecto.

Sergio de la Vega, director general de Gulf México, opinó que la liberación de precios deberá armonizarse con la apertura de la infraestructura de Pemex: “Ambas cosas son responsabilidad del gobierno”, enfatizó.

El directivo tampoco se aventuró a prometer menores precios en la venta de gasolina: “El margen para una posible disminución de precio está capturado por el Impuesto Especial sobre la Producción y Servicios (IEPS) y no es facultad de los competidores privados poder otorgar esos descuentos. Entonces hay margen, pero ya está fuera de las manos de nosotros”, comentó.

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