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Cultura Por Raul Gutiérrez

“Deben rechazarse proyectos que afecten paisaje urbano de monumentos históricos”: Teresa Franco

La modificación del paisaje urbano que enmarca a los monumentos históricos, así como cualquier proyecto que modifique un elemento de una zona cultural debe rechazarse, tal es el caso de la construcción de rascacielos en Paseo de la Reforma, el teleférico en Puebla y la construcción del Edificio H en Ciudad Universitaria, así lo expresaron ayer representantes de Icomos y del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) durante la mesa Autenticidad e Integridad en los paisajes urbanos históricos celebrada en el Castillo de Chapultepec.

El evento, que reunió a directivos de UNESCO, de la Secretaría de Cultura, del INAH e Icomos, promete ser el primero de varios diálogos sobre conservación del patrimonio, para dar a los ciudadanos argumentos legales para la protección de los bienes materiales e inmateriales del país en un lenguaje no especializado.

Uno de los ejemplos más expuesto durante la mesa organizada por el INAH, fue la modificación que en los últimos 16 años ha tenido Paseo de la Reforma por la construcción de rascacielos más altos que el Ángel de la Independencia, por la destrucción de casonas del siglo XVIII y recientemente por la construcción del Cetram Chapultepec, proyecto que además de habilitar un paradero incluye la construcción de una torre de 41 pisos.

“Acaba de ingresar el expediente (del caso del Cetram), nosotros acabamos de dar una primera respuesta, pero lo primero será establecer un convenio con el gobierno y la empresa para el rescate arqueológico, pero aun faltan datos de la empresa”, señaló Teresa Franco, directora del INAH, quien también destacó que las ponencias dictadas en el evento, se pondrán a disposición pública a través de la página oficial del Instituto.

“Veo a la sociedad muy movilizada (en torno a la protección del patrimonio) pero también vemos muchos proyectos que van a vulnerar los valores históricos que hay y no parecen tener un sustento suficientemente sólido para ofrecerle a la sociedad. Todos entendemos que la vida es movimiento y que la sociedad cambia, pero si no hacemos una tarea más amplia de difusión y de relectura, los deterioros pueden ser más grandes”, destacó.

La idea de realizar esta mesa de ponencias, enfatizó Teresa Franco, es para que los ciudadanos tengan una especie de diccionario ágil sobre cuáles son los instrumentos capitales derivados de las convenciones internacionales que México ha suscrito, es decir, que las personas puedan consultar el corpus científico traducido a un lenguaje no especializado.

La directora del INAH también reconoció que los espacios urbanos históricos, como Paseo de la Reforma, son los más atractivos para las grandes inversiones y que las instituciones tienen la tarea de convencer a los desarrolladores del sector público y privado de que la conservación es un ejercicio técnico-académico que implica la aplicación de la ley, la cual debe estar mejor fundamentada.

Al respecto, señaló que la Ley Federal sobre Monumentos y Zonas Arqueológicos, Artísticos e Históricos de 1972 en esencia puede mantenerse, sin que eso signifique que no pueda modificarse, específicamente en materia del paisaje cultural.

CAMBIOS Y PROTECCIÓN. ¿Qué entendemos por modernidad?, para muchas autoridades significa llenarlas de rascacielos, cuando las ciudades de primer mundo sí respetan sus zonas históricas, señaló Ernesto Becerril, secretario de Icomos México, quien mencionó que ciudades como el Centro Histórico de Toluca se están perdiendo por el crecimiento de la mancha urbana.

“El INAH está haciendo su trabajo, es enorme el patrimonio, pero volvemos a enfocar que esto es una labor colectiva, el INAH puede proteger pero no tiene todas las facultades, la pregunta es ¿qué está haciendo el Estado mexicano por el patrimonio?”, indicó.

Becerril comentó que México firmó la Convención sobre la protección del patrimonio mundial, cultural y natural ante la UNESCO, instrumento jurídico que forma parte del derecho internacional y es una herramienta legal por encima de la legislación federal, que en el país no se ejerce en su plenitud.

“Autenticidad e integridad son términos que forman parte de las directrices de la Convención, entonces no son guías ni referentes, son verdaderas obligaciones de los estados (firmantes) por proteger el patrimonio cultural, son términos que pueden volverse criterios y contenidos de la propia legislación y si hay una obligación del Estado, tenemos un derecho humano”

En ese sentido, dijo que si la UNAM hubiera aplicado la lógica de esa convención, de que se le diera la máxima extensión posible a la protección del patrimonio, no habría problemas con el Edificio H. “Si en la UNAM había dudas sobre si el entorno debía protegerse o no, es obvia la resolución (basado en la convención), siempre el criterio es interpretar para ampliar la protección no para destruirlo”

En su turno, Francisco López Morales, director de patrimonio mundial del INAH, también se refirió a la avenida Paseo de la Reforma y para ello, recordó al historiador Silvio Zavala (que en 1993 fue autor del movimiento En defensa del Paseo de la Reforma) y al arquitecto Enrique del Moral, quien advirtió de los desarrollos urbanos.

“Enrique del Moral decía y advertía: debemos preocuparnos de los ambientes urbanistas (paisaje urbano) que enmarcan los monumentos, la alteración de uno solo de los elementos constitutivos de un conjunto monumental rompe el encanto, armonía y el equilibrio existentes, la inserción de una unidad nueva discordante deja invalidado al resto de los elementos del conjunto. Esta frase no tiene desperdicio”.

Al respecto, Jorge Sánchez-Cordero, miembro del consejo de gobierno del Instituto Internacional para la Unificación del Derecho Privado, indicó que el México de 1972 no es el mismo del 2016, por lo que se necesita hacer una relectura de la legislación de monumentos y sitios arqueológicos.

Además, precisó que las zonas culturales deben reconceptualizarse en la legislación para ser consideradas zonas de protección que delimiten un perímetro de intervención indispensable en la protección del monumento y que prohíban eventos visuales nocivos. “Debe rechazarse todo aquel proyecto que pretenda alterar el carácter histórico intrínseco del monumento y la viabilidad de su lectura histórica, tanto este carácter como su lectura se modelan sobre el interés arquitectónico del monumento, de su estilo carácter y debe ajustarse a la tipología de la arquitectura prevaleciente”.

“Deben rechazarse proyectos que afecten paisaje urbano de monumentos históricos”: Teresa Franco