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Cultura Por Raul Gutiérrez

Archivo de Arquitectos Mexicanos, almacén de joyas documentales

Los planos que dieron origen a la construcción del Estadio Olímpico Universitario, fotografías del extinto conjunto urbano Manacar que se ubicaba en la esquina de Avenida Insurgentes Sur y Río Mixcoac, así como el proyecto que Abraham Zabludovsky hizo para la Central de Abastos, son algunos de los más de 180 mil documentos y 60 mil fotografías que conforman el Archivo de Arquitectos Mexicanos que resguarda la Facultad de Arquitectura de la UNAM.

El total de fondos que hasta la fecha pueden consultarse en Ciudad Universitaria son 16 y corresponden a los archivos de arquitectos del siglo XX: Augusto H. Álvarez, Augusto Pérez Palacios, Abraham Zabludovsky, Carlos Mijares Bracho, Enrique de la Mora y Palomar, Enrique Carral Icaza, Manuel Rosen Morrison, Enrique Yáñez, Félix Candela Outeriño, Mario Lazo Villareal, José Luis Benlliure, José Villagrán García, Mario Pani, Ramón Torres Martínez, Jorge González Reyna y Jaime Ortiz Monasterio.

Pero de acuerdo con Lourdes Cruz González Franco, investigadora y coordinadora del archivo, este año se sumará uno más: el Fondo Antonio Attolini Lack (1931-2012). “Con estas donaciones sumaríamos 17 archivos, lo cual representa un patrimonio documental muy importante tanto para la UNAM como para el país porque no hay un archivo de arquitectos como tal en México. Sí se han empezado a hacer archivos en distintos lados como Bellas Artes, UAM Azcapotzalco y en San Luis Potosí”, explica.

La conformación del Archivo Arquitectos Mexicanos empezó en el año 2002 con la donación del archivo del arquitecto Augusto H. Álvarez (diseñador de la Torre Latinoamericana) y con los acervos que en ese entonces ya existían en la Facultad de Arquitectura: el de José Villagrán y el de Mario Pani; sin embargo, no contaban con un lugar específico de resguardo.

“A partir de la donación de Augusto H. Álvarez, el arquitecto Felipe Leal, que en aquel momento era el director de la facultad, me pidió estar a cargo de la catalogación y ordenación, que hiciera un libro y una exposición sobre el archivo de Augusto Álvarez, entonces surgió el proyecto del Archivo. A partir de entonces se hizo un espacio debajo del Teatro Carlos Lazo, un lugar con aire acondicionado, detector contra incendios y libre de humedad para la conservación de los archivos”, comenta González Franco.

—Sobre la donación del fondo Antonio Attolini, ¿qué documentos recibirán?

—La familia donará todo, son aproximadamente 10 mil planos y unas dos mil fotografías, e incluso archivos digitales. Attolini fue uno de los arquitectos sobresalientes de la Facultad de Arquitectura, tanto por su obra como por su labor docente en la UNAM. A finales de los 50 y principios de los 60 realizó una arquitectura similar a la que se hacía en el Pedregal de San Ángel, una muy racional;  después, en 1966, lo llamaron para terminar la Iglesia de la Santa Cruz del Pedregal, pero la concluyó con un lenguaje y características estéticas distintas a las que había trabajado, con un lenguaje más regional, con colorido, uso de materiales cálidos como maderas, piedras, aplanados y losetas de barro.

A partir de ese momento Attolini, comenta la especialista, emprendió una carrera destacada, no en obras monumentales sino en el ámbito habitacional. “Construyó innumerables casas por toda la ciudad y por algunas partes del país, hizo un monasterio en San Luis Potosí y oficinas para la papelería Lumen. Tuvo etapas en donde utilizó techos inclinados, vigas de madera, grandes muros, es decir, una arquitectura serena y tranquila”.

—¿Cuándo llegará ese archivo a la facultad?

—Ya tenemos parte de documentos, pero esperamos que todo llegue antes del periodo vacacional. Aunque luego sucede que los familiares encuentran más material de los arquitectos (en el caso de los fallecidos) y nos lo entregan por partes.

MODERNOS. La documentación que recibe el Archivo es por medio de donaciones, ya que la compra no es una política de la UNAM. “Todos los documentos que tenemos son producto de donaciones familiares, porque la mayoría pertenecen a arquitectos que ya fallecieron y en algunos casos, el mismo arquitecto en vida decidió la donación, como fue el caso de Carlos Mijares, Mario Lazo y Enrique Carral”, señala González Franco.

Para que el acervo de un arquitecto pertenezca a la Facultad de Arquitectura, la condición es que sea un profesionista destacado tanto a nivel nacional como internacional y que pertenezcan al siglo XX, precisa la especialista.

“Los 16 arquitectos del archivo comenzaron con una arquitectura muy racional, funcional y ortogonal, atendiendo al uso de la razón, pero después tomaron distintos caminos, casi todos tienen dos o tres etapas, no se quedan en una misma arquitectura. Todos nacieron, más o menos, en los años 20 o antes; por ejemplo, Pani (1911-1993) es de los más longevos”, indica.

—En total ¿cuánto material resguardan?

—Tenemos planos originales, planos en heliográfica, numerosos croquis, láminas de presentación, carpetas con proyectos que antes se les entregaban a los clientes y una infinidad de documentos, desde las memorias descriptivas de las obras, permisos, papeles legales, recetas medicas, boletos de la Olimpiada de 1968, correspondencia, felicitaciones… quizá sean 180 mil planos, pero no tenemos el número exacto.

“Lo que hacemos es darle una primera revisión, localizar qué hay para que se pueda usar y prestar. Las catalogaciones se hacen paulatinamente, es un trabajo muy minucioso y lento, poco a poco cada acervo se va ordenando, catalogando y digitalizando, según las demandas de servicio o proyectos específicos. Respecto a las fotografías, tenemos alrededor de 60 mil de todos los formatos: color, blanco y negro, papel, negativos, placas y diapositivas”, agrega.

ESTADIO, ABASTOS Y MANACAR. Lourdes Cruz González Franco puntualiza que algunas joyas del Archivo de Arquitectos Mexicanos son las fotografías del proceso de construcción del Estadio Olímpico Universitario, las fotos del Centro Médico, los planos del Altillo, la capilla en Michoacán en la que Carlos Mijares utilizó ladrillo; las perspectivas de Enrique de la Mora para el concurso de construcción del Estadio Azteca, por mencionar algunos.

—¿Cuáles son los archivos que más consultan los usuarios?

—Los de Augusto H. Álvarez,  Augusto Pérez Palacios y Enrique de la Mora. El primero porque es el más completo, contiene planos, fotos, documentos, maquetas e incluso, hay servilletas con croquis y perspectivas que hizo el arquitecto mientras tomaba café en algún lugar de la Ciudad de México. El segundo, por contener todo el material de la edificación del Estadio Olímpico Universitario y el tercero por los hospitales e iglesias que construyó.

Augusto Pérez Palacios fue uno de los autores del diseño y construcción del recinto deportivo de Ciudad Universitaria y en su acervo se resguarda el cartel de inauguración del estadio, cartas con Diego Rivera y fotografías de su etapa juvenil.

“Era muy buen fotógrafo, en su juventud el gobierno lo contrató para hacer un registro del patrimonio virreinal por toda la República, entonces tenemos sus fotos personales hechas en blanco y negro, no tanto de arquitectura contemporánea sino de arquitectura colonial, prehispánica y de lugares en el extranjero…algún día queremos hacer una exposición con sus imágenes”, comenta la encargada del archivo.

—¿Qué conservan de Abraham Zabludosvky?

—Alrededor de 18 mil planos, en su mayoría de los teatros que hizo, sin embargo no tenemos todo, porque trabajó con Teodoro González de León. Pero de cada obra, Zabludosvky tenía muchísimos planos, por ejemplo son 2 mil dedicados a Central de Abastos.

Otro importante registro que existe en el archivo, es la planeación del conjunto Manacar, que se ubicaba en la esquina de Insurgentes Sur esquina Río Mixcoac y que incluía un telón hecho por Carlos Mérida. “Era un edificio de oficinas, cine y comercio hecho por Enrique Carral Icaza, los planos no se conservaron, entonces sólo donaron fotografías de Guillermo Zamora, el fotógrafo de cabecera de los grandes arquitectos de ese entonces”, detalla González Franco.

La esquina en que se ubicaba el inmueble, añade, era emblemática para la Ciudad de México, no obstante, se fue transformando por falta de interés de los dueños o por problemas, “es algo que no sabemos, pero derivó en la destrucción del conjunto”.

—¿Por qué no existe en el país un archivo más extenso de arquitectos?

—En parte, es culpa de los arquitectos porque tal vez no consideraron el valor de su archivo en aquellas décadas del siglo pasado, y por la otra, los familiares —cuando ya falleció el arquitecto— tampoco le dieron el justo valor al acervo y lo tiraron. El sentido de la profesión era otro, más de servicio y los arquitectos —salvo algunos— no estaban tan preocupados por conservar sus planos. Al contrario de lo que sucede ahora, ya que los arquitectos se han convertido además en excelentes empresarios y promotores de sí mismos. Igualmente no ha habido interés de las instituciones, tanto escolares como privadas y públicas, por conservar este patrimonio documental del siglo XX, lo que en tiempos recientes parece que está cambiando.

LISTA DE ARQUITECTOS EN EL ARCHIVO

Augusto H. Álvarez (1914-1995)
Augusto Pérez Palacios (1909-2002)
Abraham Zabludovsky (1924-2003)
Carlos Mijares Bracho (1930-2015)
Enrique de la Mora y Palomar (1907-1978)
Enrique Carral Icaza (1914-1976)
Manuel Rosen Morrison (1926)
Enrique Yañez (1908-1990)
Félix Candela Outeriño (1910-1997)
Mario Lazo Villareal (1942)
José Luis Benlliure (1928-1994)
José Villagrán García (1901-1982)
Mario Pani (1911-1993)
Ramón Torres Martínez (1924-2008)
Jorge González Reyna (1920-1969)
Jaime Ortiz Monasterio (1928-2001)

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