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Internacional Por Raul Gutiérrez

La sombra del Watergate acecha a Donald Trump

Días antes de ser despedido de manera fulminante y sorprendente por el presidente de Estados Unidos, el director del FBI, James Comey, había solicitado un notable aumento de fondos para acelerar y avanzar en la investigación de la supuesta interferencia en las elecciones presidenciales por parte de Rusia, y más concretamente sobre la supuesta conspiración de la campaña del republicano Donald Trump con hackers rusos para perjudicar a la demócrata Hillary Clinton, favorita en las encuestas.

Según The New York Times, que fue el primero en adelantar esta información citando como fuente a tres funcionarios familiarizados con el asunto, Comey pidió estos recursos adicionales durante un encuentro la pasada semana con Rod J. Rosenstein, fiscal general adjunto de EU.

En vez de concederle más fondos —solicitud que el Departamento de Justicia niega que haya existido—Rosenstein escribió el informe en el que se justifica el despido de Comey. Otro miembro del gobierno redactó dicho informe: Jeff Sessions, procurador general de EU y él mismo señalado por sus vínculos con compañías rusas y con el propio presidente Vladímir Putin.

Cita ante el Senado. El ahora ex director del FBI tendrá, no obstante, una oportunidad de dar en persona la visión de los hechos, si acepta la invitación del Comité de Inteligencia del Senado para que testifique la próxima semana. El senador Mark Warner, el demócrata de más alto rango del comité, informó de que su comisión envió una solicitud en la mañana de ayer a Comey, pero aún no ha recibido respuesta.

“Mi esperanza es que aproveche esta oportunidad”, dijo Warner, que indicó que la invitación contó con el consentimiento del presidente del comité, el senador republicano Richard Burr.

“La decisión del presidente de despedir al hombre que está a cargo de investigar la colusión con Rusia despierta la pregunta de si la Casa Blanca no está interfiriendo en una investigación criminal”, afirmó el congresista Adam B. Schiff, líder demócrata en el Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes.

Ante la gravedad del escándalo y la creciente sospecha de que Trump se ha quitado a alguien que “sabía demasiado” sobre su presunta conexión con Rusia, los líderes demócratas en el Congreso han pedido una comisión especial en la investigación de Rusia, así como un fiscal independiente, algo a lo que la mayoría de los legisladores republicanos se opone.

La “masacre” de Nixon. La última vez que un presidente estadunidense despedía al principal investigador de unas pesquisas que le afectaban fue cuando Richard Nixon (1969-1974) desencadenó la llamada “Masacre del sábado noche”, como se llamó al momento en que el presidente Nixon despidió al fiscal independiente Archibald Cox, nombrado para investigar el escándalo Watergate. Con esa maniobra, el mandatario republicano creyó que así se había quitado del medio a alguien que sabía demasiado. Sin embargo, lo único que logró fue acelerar el caso que acabó con su presidencia meses después.

“Hay paralelismos. Este es un momento muy significativo. No es algo que se deba tomar a la ligera”, declaró ayer al canal MSNBC Bob Woodward, en referencia a la destitución fulminante de Comey. El legendario periodista del “Washington Post” destapó con Carl Bernstein el caso “Watergate” por el espionaje al Comité Nacional Demócrata.

En una portada que está llamada a pasar a la historia, The New York Times publicó ayer la carta con la que Trump daba por finalizando “de inmediato” el mandato de Comey, que debería haber sido de diez años y se ha quedado en tres. “El presidente da un puñetazo, en el que muchos ven el eco del Watergate”, titulaba a cuatro columnas el diario más influyente de EU.

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