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Cultura Por Raul Gutiérrez

CERVANTES 400 AÑOS

El gran escritor argentino Jorge Luis Borges vivió parte de su infancia y adolescencia en Gran Bretaña con su abuela materna, donde leyó por primera vez El Quijote, en inglés. Según versión que corre, se le atribuye haber dicho después, una vez que hubo leído la obra en castellano, que le había parecido mejor la inmortal novela en inglés que en español.

Es lo que popularmente se dice que dijo Borges. Sin embargo, la verdad es algo diferente. Lo que a él le gustaba contar era que después de haber leído El Quijote en español le había parecido una traducción más o menos acertada a este idioma. Como si originalmente hubiese sido escrito en la lengua de Shakespeare.

¿Es posible que una obra como El Quijote pueda tener una traducción perfecta al inglés o a cualquier otro idioma? No, absolutamente no, imposible. Un experto traductor de la inmortal novela así lo considera porque para ello -dice- sería necesario que el español y la lengua a la que se traduce tuvieran, por un lado, la misma gramática, las mismas formas, la misma sintaxis, y de otro, un vocabulario exactamente equivalente. Lo cual no sucede ni aun con los idiomas que tienen una lengua madre común. Y menos todavía si pertenecen a familias lingüísticas diferentes.

Además, en el caso de El Quijote la traducción a otras lenguas se complica enormemente por la gran cantidad de dichos y refranes que la obra contiene -hay quien le cuenta más de 300-, ya que por más que se esmere el traductor jamás podrá darles en otro idioma el donaire, la fuerza, la viveza que sólo pueden tener en castellano. Amén del buen número de ingeniosos, chispeantes juegos de palabras, sencillamente imposibles de traducir a otros idiomas. Por eso: ¡Ah qué Borges tan ocurrente!

Y en contraste, qué bien hizo Sigmund Freud de aprender el español tan bien como le fue posible, con el propósito de leer El Quijote en la lengua en que fue escrito.

Por las razones apuntadas es que existe no sólo una sino numerosas traducciones de El Quijote a las modernas lenguas occidentales con mayor número de parlantes. Como por ejemplo al inglés, hoy en día el idioma global más extendido. Cada traductor a esta lengua se agrega al elenco con la utópica aspiración, legítima pero imposible de lograr, de que su traducción sea la última y definitiva por perfecta.

¿Cuántas traducciones hay de El Quijote al inglés? Sus dos más recientes traductores, el británico John Rutherford y la norteamericana Edith Grossman, cuyas traducciones por cierto, curiosamente, se publicaron el mismo año, en 2003, para desarrollar mejor su trabajo se dieron previamente a la tarea de estudiar la labor realizada por sus antecesores a lo largo de casi 400 años, y difieren en el número.

En un estudio muy completo y puntual publicado en España en 2007, Rutherford contabiliza 15; por su parte Grossman, en conferencia dictada en Guanajuato en el Coloquio Cervantino Internacional de 2005, dice que son «al menos veinte, según la cuenta de alguien», pero se abstiene de nombrar a ese alguien y tampoco menciona una a una esas, al menos, veinte traducciones.

Yo contabilizo 17, sin considerar versiones abreviadas ni traducciones revisadas, más bien sólo retocadas, de traductores anteriores.

Con señalamiento del año de su publicación inicial, tales traducciones fueron hechas por:

1. Thomas Shelton (1612 y 1620 completo), 2. John Philips (1687), 3. Peter Motteux (1700-1712), 4. Charles Jarvis (1742), 5. Tobias Smollet (1755), 6. Alexander J. Duffield (1881), 7. John Ormsby (1885) y 8. Henry Edward Watts (1888).

Ya en el siglo XX: 9. Robinson Smith (alrededor de 1910), 10. D. Daly (1926), 11. Ozell (1936), 12. Samuel Putnam (1949). 13. J.M. Cohen (1950), 14. Walter Starkie (1964), 15. Burton Raffel (1995), y las dos ya mencionadas de John Rutherford y Edith Grossman, ambas traducciones publicadas en 2003.

 

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